lunes, 30 de abril de 2018

El I Plan Transversal por la convivencia y la prevención de la radicalización violenta cumple un año desde su puesta en marcha

La clave del progreso es caminar hacia la interculturalidad y, dentro de este recorrido, el punto determinante es la prevención. Es por ello que en Málaga se desarrolla el I Plan Transversal por la convivencia y la prevención de la radicalización violenta, una guía en la que se plasman las acciones y los objetivos con los que se lucha contra la radicalización al amparo del Plan estratégico nacional. “Trabajamos con las personas para asentar las bases de la convivencia”, expone Lola Aurioles, jefa de servicio de Derechos Sociales. Este Plan Transversal cuenta con un equipo técnico dirigido por tres profesionales de perfil interdisciplinar de intervención social, creado específicamente para el desarrollo de este programa. Marisa Mérida, educadora social, Malika Mouh, experta en mediación intercultural y Lola Aguilar, monitora, nos acercan a los primeros pasos de este Plan que ya lleva un año de andadura. Estas tres mujeres han sido las encargadas de hacer aterrizar este Plan en Málaga gracias a la apuesta política local para trabajar en este ámbito. Como se puede extraer de la propia denominación de este documento, “el Plan se dirige a cualquier tipo de extremismo: social, cultural, conductual, bandas callejeras...”, expone Marisa Mérida. El programa focaliza su actividad tanto en la ESO, o en la Universidad, como en las redes sociales, las personas usuarias de los centros sociales, las nuevas personas residentes y las asociaciones. Málaga es pionera. Como afirma Lola Aurioles: “en relación a otros planes, la importancia de este, el énfasis se sitúa en la prevención, en el ámbito social, y no en el de seguridad”. En este sentido, el programa cambia el punto de vista y se centra en los grupos más vulnerables: mujeres, jóvenes, menores no acompañados y extuelados, inmigrantes y personas sin hogar. Aunque “no hay un perfil definitivo para establecer los factores y las causas de la radicalización, ha variado muchísimo en los últimos años”, explica Malika Mouh. A lo que Lola Aurioles añade: “los perfiles que antes aparecían en los medios de comunicación han cambiado actualmente; las redes sociales influyen y la juventud es un factor de riesgo”. En el Plan Transversal de Málaga, la relación entre jóvenes y redes sociales es uno de los puntos estratégicos del programa preventivo. Nuestra ciudad comparte las pautas de otras instituciones internacionales que trabajan en esta materia. La propia ONU quiere involucrar a las redes sociales en la lucha contra el yihadismo, pues le otorga la máxima relevancia a éstas. El director ejecutivo del Comité contra el Terrorismo de la organización supranacional (CTED), Jean-Paul Laborde, exponía ya en 2015 la importancia de involucrar a la sociedad civil, la empresa privada y el núcleo de las redes sociales en desarrollar una estrategia efectiva para combatir el terrorismo. En esta línea, un estudio de octubre del año pasado realizado por la Universidad de George Washington concluyó que, tanto Twitter como el resto de redes sociales, deberían tener en consideración la aplicación de diversas medidas preventivas que les permitiesen controlar el surgimiento de nuevos extremistas. Proteger y concienciar a jóvenes sobre las técnicas de manipulación que se utilizan desde los grupos violentos para reclutar, crear redes de activistas para defender los derechos humanos en la red y desarrollar un léxico que desvincule el Islam con el terrorismo son varios de los objetivos incluidos en el Plan Transversal contra la radicalización. Las estrategias clave que se han ejecutado en este primer año de trabajo han estado orientadas a la colaboración institucional a nivel local e internacional. La formación para el equipo de profesionales sociales de los CSSC en materia de prevención contra la radicalización ha sido una de las prioridades en este tiempo. Ésta es fundamental para que, desde los servicios sociales y las asociaciones tengan las herramientas para detectar posibles casos de personas radicalizadas o susceptibles de serlo. Los planes de lucha contra la radicalización en Europa están poniendo el foco en el entorno de las personas vulnerables. Las mujeres son un colectivo determinante a tener en cuenta en el trabajo de prevención, pues, según Marisa Mérida “las mujeres son el soporte ideológico y un papel prioritario en la familia”. En el mundo han surgido diferentes iniciativas que han unido a madres de jóvenes que se incorporaron a los grupos de combatientes del autodenominado Estado Islámico. La ONG austriaca Mujeres sin Fronteras, una de las impulsoras del proyecto Escuela de madres, es uno de los ejemplos más importantes. En este reportaje del Huffington Post se relata la experiencia de estas personas y su trabajo divulgativo. La igualdad de género y la promoción de la mujer están muy vinculadas a este programa. Desde el Área de Derechos Sociales se está trabajando especialmente para fomentar el papel de las mujeres musulmanas en la participación y el liderazgo, a través de talleres de capacitación sobre la prevención del radicalismo en jóvenes y charlas formativas sobre salud, educación, derechos familiares, recursos sociales... En la lucha contra la radicalización, el empoderamiento de las mujeres, su posición como pilar para la buena convivencia, las convierte en un referente moral de la sociedad. No han existido planes contra la radicalización hasta 2005, aunque los programas de prevención comenzaron en 1995. “No ha habido planes específicos pero se aborda el tema en todos los de prevención social”, afirma Lola Aurioles. El actual tiene vigencia hasta 2020. Hasta hoy, de las 245 medidas planteadas, se han implementado 82. En la actualidad se siguen desarrollando los protocolos y las herramientas para seguir avanzando en él. Este Plan, como la mayoría de este tipo, no es un documento estático, cerrado. La sociedad cambiante de hoy en día exige redefinir constantemente las actuaciones, por lo que en el futuro se redactarán nuevos planes, más si cabe si los casos de violencia de carácter extremista se siguen reproduciendo en las ciudades. La pluralidad y la convivencia histórica entre las diferentes culturas en la ciudad favorece el camino hacia la interculturalidad; unas coordenadas en las que la cohesión social sea una constante y se reproduzca generación tras generación.


Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales  

No hay comentarios:

Publicar un comentario