martes, 20 de febrero de 2018

Salud, memoria y dignidad


“El gran reto que tiene nuestra sociedad actualmente no es vivir más años, es vivir esos últimos años en plenitud”, afirma José Manuel Marín, médico encargado de la parte sanitaria geriátrica de Bienestar Social. Teniendo en cuenta esta premisa, dado el aumento de la esperanza de vida en los últimos años, el objetivo de las políticas de envejecimiento activo es evitar que las personas vivan sus últimos años con altos niveles de dependencia, mejorando la capacidad de gestionar su propio proceso de envejecimiento en un ambiente de seguridad, participación, salud...

El Centro de Envejecimiento Saludable aglutina el fuerte de las políticas de prevención del deterioro cognitivo del programa de entrenamiento de memoria que tiene el Ayuntamiento desde el año 1998. Este programa, que se hace en todos los distritos y aglomera labores como la evaluación o administración “tiene el reto de sensibilizar a la gente que va envejeciendo de que tener problemas de memoria no es normal de la edad”, afirma Marín. Además, también se encarga de realizar estimulación cognitiva a grupos de pacientes con demencia mediante “una forma más integral, trabajando la parte psicológica, efectiva, funcional y familiar, no solo con fármacos”, afirma el médico geriatra.

El Centro de Envejecimiento de Donoso Cortés nº4, que nació en el año 2011, tiene el objetivo de sensibilizar a la gente y diseñar estrategias para el envejecimiento saludable desde el punto de vista cognitivo. En él trabajan 4 profesionales de la psicología, una enfermera y un médico. Realizan 34 talleres preventivos de memoria al año para población sana, con una duración de dos meses y medio cada uno, también atienden a 4 grupos de pacientes con demencia y a 7 grupos en el aula cognitiva de Gradior, con los que se intenta ralentizar el detrimento cerebral de estas personas. Este último programa es utilizado con pacientes diagnosticados con algún tipo de deterioro cognitivo, para los que se crea un circuito generado de manera manual dependiendo de sus necesidades. Se estima que han participado en estas actividades unas 9.000 personas durante estos años. “Las personas pueden acceder a los talleres directamente a través de sus centros de servicios sociales comunitarios, de sus asociaciones, a través de la página web o derivadas por profesionales, aunque también nos desplazamos a los distritos”, comenta Marín.

“El propósito particular para el año 2018 de la Sección de Mayores del Área de Derechos Sociales es el traslado de este Centro de Envejecimiento Saludable a Calle Carril: un lugar más céntrico, visible, amplio y con más proyección”, expone Francisca Ramos, Jefa de la Sección. La nueva sede contará con un conjunto de viviendas de 38 alojamientos en el Distrito Centro, promovido por el Consejo Sectorial de Mayores, y en la parte baja se encontrará el centro base, donde se aglutinará la recepción de la demanda para talleres de memoria, demencia y talleres de cuidadores. “Nos vamos con la misma estructura que tenemos a un centro habitacional con mejores instalaciones y zonas comunes”, explica Marín.

“Comúnmente, las personas que acceden a nuestro centro tienen problemas de hipertensión, azúcar, colesterol (que puede provocar problemas vasculares), inicios de deterioros cognitivos, demencias en estadios leves, problemas de movilidad o depresiones”, dice Nora Páez, psicóloga del CES. Asimismo, la mayoría de las personas que acuden son mujeres, algo que la especialista achaca a que “normalmente las mujeres nos preocupamos más por hacer cosas para mejorar nuestro estado de bienestar general, por lo que mujeres y hombres tenemos formas totalmente diferentes de envejecer”. Aunque, como expone María León, enfermera geriatra, “los síndromes demenciales con más frecuentes en las mujeres”.

“La atención global a los pacientes con demencia es muy precaria, aunque la gente cada vez tiene más conocimiento de que hay que hacer algo más que tomar una pastilla”, dice Marín.  “El actual sistema es deficiente, nosotros hacemos un ápice pero en la mayoría de los casos simplemente se diagnostica la demencia y poco más, se banaliza, se cree que es algo propio del envejecimiento”, explica la enfermera. Según la OMS: “Los sistemas de salud de la mayoría de los países no están bien preparados para hacer frente a las necesidades de estas personas, que suelen padecer varias enfermedades crónicas y síndromes geriátricos. Es preciso que los sistemas brinden servicios integrados y específicos para los ancianos que les ayuden a conservar sus facultades”. León apuesta por empezar mejorando la formación de los profesionales y concienciando a la sociedad para progresar en la atención a estos pacientes, ya que “cuando se presentan temas así en las familias todos se desbordan, pero en el mejor de los casos se implican”, afirma León. “Por lo general una demencia es una enfermedad familiar”, expone Páez, ya que al recibir el diagnóstico hay que cambiar toda una estructura de vida. “Tenemos un taller orientado a las familias o los cuidadores de los pacientes que vienen al taller de estimulación cognitiva; es un grupo de autoayuda y psicoeducativo en el que explicamos en qué consiste la enfermedad y los orientamos en todas las etapas”, dice la enfermera. Desde el centro tienen reuniones con las familias, acuden a las evaluaciones de los pacientes e, incluso, les asesoran en cuanto al camino a seguir. “Cuando no podemos hacer nada más con los pacientes también les aconsejamos acerca de las ayudas que se ofrecen o sobre de la Ley de Dependencia”, explica la psicóloga Nora Páez.

“Las cosas han cambiado en los últimos años: los diagnósticos son más específicos. Actualmente no hay cura para las demencias, pero hay mejor calidad de vida y la perspectiva es buena”, expone Páez. Se utilizan parches transdérmicos para la medicación a través de la piel o terapias no farmacológicas en los tratamientos. “Aunque nosotros estamos solo para una fase leve moderada, cuando el paciente va avanzando no tiene sentido hacer una terapia tan corta, por lo que se deriva para la ley de Dependencia en un centro de día, aunque muchos se quedan en su casa”, explica León.  Según el análisis CES: “Son numerosos los estudios que evidencian que aquellos mayores con mayor índice de participación social y en actividades diversas de ocio y tiempo libre (voluntariado, baile, lectura, juegos de mesa, manualidades, etc.) tienen un menor riesgo de deterioro cognitivo y de desarrollar demencia”.

Como expone la Organización Mundial de la Salud, en muchas sociedades tradicionales las personas de edad son respetadas como “nuestros mayores” mientras en otras se crean estereotipos a causa de su edad o directamente se las discrimina. “Si queremos construir sociedades cohesivas, pacíficas, equitativas y seguras, el desarrollo tendrá que tener en cuenta esta transición demográfica y las iniciativas tendrán que aprovechar la contribución que las personas mayores hacen al desarrollo y, al mismo tiempo, garantizar que no se las excluya”.

Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales 

No hay comentarios:

Publicar un comentario