viernes, 9 de febrero de 2018

Jugar con gaviotas

Era temprano
para jugar con gaviotas,
pedí un café para llevar.
Brotaba el sol muy despacio
proporcionando el calor necesario
para permanecer allí, tan cerca.
Edulcorante y un poco de hielo,
despistando el invierno
al remover el verano.
Nada impregnaba las servilletas de papel,
no había versos emborronados.
¡Qué ironía!
Con las manos tan frías
y el mar al otro lado.
Se escuchaban las olas
intentando susurrarme al oído;
se veía la espuma
en un refugio de días perdidos.
Me imaginé en aquel barco
que navegaba sin rumbo fijo;
asimilando la inestabilidad
para alcanzar el equilibrio.
Buceé entre tanto azul
para volar entra más aún.
El horizonte me convenció
con su discurso fiel a sí mismo:
"Es temprano aún
para jugar con gaviotas".
El hielo está derretido,
ya no queda café sin tu boca.

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