“La inserción social se define como
el trabajo que se realiza con las personas que por su trayectoria o por su
entorno no están dentro de una línea general de acceso a recursos
normalizados”, dice Mª Ángeles Olalla Núñez, directora
del Centro de
Servicios Sociales Comunitarios Distrito Ciudad Jardín. En este marco trabaja
junto a un equipo de profesionales basándose en diversos programas integrales:
Prevención de la marginación e inserción social, Cooperación social
(trabajando en apoyo a asociaciones de solidaridad), Trabajo social de zona
(información, valoración y orientación) y Familia y convivencia (alojamiento
alternativo, ayuda a domicilio, tratamiento y apoyo familiar, aula de educación
familiar).
“La problemática más frecuente que hemos
tenido en los en los últimos años nació con la crisis; se acrecentó el tema de
las prestaciones económicas ya que el distrito es de clase media trabajadora y
cuando llegó la crisis golpeó a estas familias, muchas de las cuales nunca
antes había acudido a servicios sociales”, comenta la directora del CSSC Ciudad
Jardín. Entre los programas que tienen en marcha en el centro, el de Prevención
de la marginación e inserción social da muy buenos resultados en jóvenes y
familias. Dentro de este Programa se encuentran proyectos como el Taller de
deportes, el Taller de prevención y erradicación del absentismo escolar, el de
Educación en el ocio y tiempo libre y de Prevención de riesgos e integración
social.
De entre estos proyectos, el Taller
de deportes tiene una especial relevancia para unos 120 chicos y chicas del
distrito. Es una iniciativa de gran recorrido en el tiempo cuyos fines no han
variado, aunque sí ha progresado en sus formas y metodologías. Jesús Valera
lleva tres años en Ciudad Jardín como monitor de prevención trabajando para
este taller, es educador social y experto en drogodependencia. “El deporte es
una herramienta para acceder a los jóvenes”, afirma Valera. El taller tiene
varios objetivos fundamentales que se trabajan desde la transversalidad: crear
conciencia de grupo, fomentar el compañerismo, motivar un hábito de vida
saludable y promover el espíritu de superación.
Las edades de los niños y niñas que
participan en los diferentes equipos y categorías de fútbol sala (el deporte
principal del taller, aunque también realizan excursiones y actividades
extraordinarias como snorkel o hípica) tienen edades comprendidas entre
los 6 y los 16 años. La labor de Jesús Valera baila entre la de entrenador y
docente, lo que le permite conocer los problemas que pueden estar sucediendo a
su alrededor: “Yo soy una figura, un referente distinto con el que pueden
hablar de cosas que con el profesor no hablan”. Estar al tanto del rendimiento
académico, de la asistencia a clase, es una información muy valiosa que el
resto de profesionales del equipo utiliza en otros proyectos como el Taller de
prevención y erradicación del absentismo escolar. Si hay constancia de que el
alumnado supera el número de faltas sin justificar, “las educadoras sociales,
siendo el 2º nivel de protocolo, intentamos averiguar las razones por las que
ocurre mediante entrevistas con las familias, visitas y seguimiento”, dice
Yasmina Ouahabi, educadora social del centro. Las causas por las que se produce
el absentismo, según observa Gregoria González, educadora social, “están
relacionadas con un bajo nivel formativo de los padres y madres, o por
dificultades de conciliación familiar y laboral”.
Un caso particular que vivieron fue
el de una joven que tenía un rendimiento muy pobre en la escuela: “Suspendió
todo, al final de curso aprobó con sobresalientes. La niña no carecía de
capacidad, sino que le faltaba motivación”. Jesús Valera recalca el valor del
compañerismo en los equipos, pues se animan constantemente a estudiar y están
muy pendientes de los deberes y las tareas.
Ciudad Jardín es uno de los 5
centros de Málaga que tienen un convenio de colaboración con Cibercaixa, cuyo
objetivo de atender a menores en horario extraescolar. “Realizamos diferentes
actividades con los niños y niñas, de 6 a 12 años, que acceden al espacio:
apoyo escolar, acercamiento a las nuevas tecnologías y tareas, dentro del programa
“Tienes talento”, para descubrir las capacidades de los niños y niñas”, explica
Marina Fernández, monitora de prevención. “Actividades, de las que disfrutan
actualmente 22 menores, con las que se refuerza la higiene personal, la buena
alimentación, los valores adecuados y ayudan a reconocer circunstancias
sociofamiliares”, continúa Fernández.
La comunicación con las familias es
esencial en el taller, Jesús Valera afirma que tiene mucho contacto mediante un
grupo de WhatsApp: “Los padres y madres
me informan de cómo van en el
colegio y me mandan las notas”. Para él, fútbol sala no es un taller al uso, es
una herramienta con fines sociales, a diferencia de un taller convencional.
Como resume Yasmina Ouahabi: “Se trata de que los adolescentes hagan un buen
uso del tiempo libre”. El propósito es más elevado: Se intenta normalizar a los
niños lo máximo posible, que tengan un sitio con valores adecuados y unas
normas que cumplir.
Lo de menos es ser buen deportista.
En este taller, el equipo de profesionales presta poca atención a las victorias
o las derrotas, pues lo primordial es que los chicos y chicas estén al día en
los estudios y que su comportamiento se adapte a los valores que enseñan a
diario: “Viernes y sábados competimos en una liga municipal; es un incentivo
para que participen. Es importante porque solo son convocados a los partidos
quienes se portan bien y vienen a los entrenamientos; es indiferente que
jueguen bien o mal”, dice Valera.
Los niños y niñas también mejoran
la comunicación interpersonal con el programa de Educación en el ocio y tiempo
libre, mediante el que se organizan salidas lúdicas y culturales como a
Aquavelis: “Se intentan hacer actividades que interesen a los jóvenes y a
nosotros socialmente”, explica Montse Sánchez, educadora social. Un proyecto
que da cabida también a personas de otras edades, por ejemplo con la salida a
la Feria de Málaga o la cena de Navidad para las personas mayores que reciben
ayuda a domicilio. “Se facilita que estas personas vayan a sitios a los que
habitualmente no podrían”, afirma Sánchez.
“Me da igual la competición; que
ganen o pierdan; esto no es una cantera y siempre se lo dejo claro a los padres
cuando empezamos el curso; no somos un equipo al uso: quiero que sepan lo que
saben hacer, se porten correctamente y apliquen lo que han aprendido en el
campo”, dice Valera. Es la premisa de estos proyectos, que van más allá del
deporte o de las actividades lúdicas en sí. La inserción social es la meta, la
victoria.
Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales
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