sábado, 27 de enero de 2018

Cuando lo importante no es ganar

“La inserción social se define como el trabajo que se realiza con las personas que por su trayectoria o por su entorno no están dentro de una línea general de acceso a recursos normalizados”, dice Mª Ángeles Olalla Núñez, directora del Centro de Servicios Sociales Comunitarios Distrito Ciudad Jardín. En este marco trabaja junto a un equipo de profesionales basándose en diversos programas integrales: Prevención de la marginación e inserción social, Cooperación social (trabajando en apoyo a asociaciones de solidaridad), Trabajo social de zona (información, valoración y orientación) y Familia y convivencia (alojamiento alternativo, ayuda a domicilio, tratamiento y apoyo familiar, aula de educación familiar).

 “La problemática más frecuente que hemos tenido en los en los últimos años nació con la crisis; se acrecentó el tema de las prestaciones económicas ya que el distrito es de clase media trabajadora y cuando llegó la crisis golpeó a estas familias, muchas de las cuales nunca antes había acudido a servicios sociales”, comenta la directora del CSSC Ciudad Jardín. Entre los programas que tienen en marcha en el centro, el de Prevención de la marginación e inserción social da muy buenos resultados en jóvenes y familias. Dentro de este Programa se encuentran proyectos como el Taller de deportes, el Taller de prevención y erradicación del absentismo escolar, el de Educación en el ocio y tiempo libre y de Prevención de riesgos e integración social.

De entre estos proyectos, el Taller de deportes tiene una especial relevancia para unos 120 chicos y chicas del distrito. Es una iniciativa de gran recorrido en el tiempo cuyos fines no han variado, aunque sí ha progresado en sus formas y metodologías. Jesús Valera lleva tres años en Ciudad Jardín como monitor de prevención trabajando para este taller, es educador social y experto en drogodependencia. “El deporte es una herramienta para acceder a los jóvenes”, afirma Valera. El taller tiene varios objetivos fundamentales que se trabajan desde la transversalidad: crear conciencia de grupo, fomentar el compañerismo, motivar un hábito de vida saludable y promover el espíritu de superación.

Las edades de los niños y niñas que participan en los diferentes equipos y categorías de fútbol sala (el deporte principal del taller, aunque también realizan excursiones y actividades extraordinarias como snorkel o hípica) tienen edades comprendidas entre los 6 y los 16 años. La labor de Jesús Valera baila entre la de entrenador y docente, lo que le permite conocer los problemas que pueden estar sucediendo a su alrededor: “Yo soy una figura, un referente distinto con el que pueden hablar de cosas que con el profesor no hablan”. Estar al tanto del rendimiento académico, de la asistencia a clase, es una información muy valiosa que el resto de profesionales del equipo utiliza en otros proyectos como el Taller de prevención y erradicación del absentismo escolar. Si hay constancia de que el alumnado supera el número de faltas sin justificar, “las educadoras sociales, siendo el 2º nivel de protocolo, intentamos averiguar las razones por las que ocurre mediante entrevistas con las familias, visitas y seguimiento”, dice Yasmina Ouahabi, educadora social del centro. Las causas por las que se produce el absentismo, según observa Gregoria González, educadora social, “están relacionadas con un bajo nivel formativo de los padres y madres, o por dificultades de conciliación familiar y laboral”.

Un caso particular que vivieron fue el de una joven que tenía un rendimiento muy pobre en la escuela: “Suspendió todo, al final de curso aprobó con sobresalientes. La niña no carecía de capacidad, sino que le faltaba motivación”. Jesús Valera recalca el valor del compañerismo en los equipos, pues se animan constantemente a estudiar y están muy pendientes de los deberes y las tareas.

Ciudad Jardín es uno de los 5 centros de Málaga que tienen un convenio de colaboración con Cibercaixa, cuyo objetivo de atender a menores en horario extraescolar. “Realizamos diferentes actividades con los niños y niñas, de 6 a 12 años, que acceden al espacio: apoyo escolar, acercamiento a las nuevas tecnologías y tareas, dentro del programa “Tienes talento”, para descubrir las capacidades de los niños y niñas”, explica Marina Fernández, monitora de prevención. “Actividades, de las que disfrutan actualmente 22 menores, con las que se refuerza la higiene personal, la buena alimentación, los valores adecuados y ayudan a reconocer circunstancias sociofamiliares”, continúa Fernández.

La comunicación con las familias es esencial en el taller, Jesús Valera afirma que tiene mucho contacto mediante un grupo de WhatsApp: “Los padres y madres
me informan de cómo van en el colegio y me mandan las notas”. Para él, fútbol sala no es un taller al uso, es una herramienta con fines sociales, a diferencia de un taller convencional. Como resume Yasmina Ouahabi: “Se trata de que los adolescentes hagan un buen uso del tiempo libre”. El propósito es más elevado: Se intenta normalizar a los niños lo máximo posible, que tengan un sitio con valores adecuados y unas normas que cumplir.

Lo de menos es ser buen deportista. En este taller, el equipo de profesionales presta poca atención a las victorias o las derrotas, pues lo primordial es que los chicos y chicas estén al día en los estudios y que su comportamiento se adapte a los valores que enseñan a diario: “Viernes y sábados competimos en una liga municipal; es un incentivo para que participen. Es importante porque solo son convocados a los partidos quienes se portan bien y vienen a los entrenamientos; es indiferente que jueguen bien o mal”, dice Valera.

Los niños y niñas también mejoran la comunicación interpersonal con el programa de Educación en el ocio y tiempo libre, mediante el que se organizan salidas lúdicas y culturales como a Aquavelis: “Se intentan hacer actividades que interesen a los jóvenes y a nosotros socialmente”, explica Montse Sánchez, educadora social. Un proyecto que da cabida también a personas de otras edades, por ejemplo con la salida a la Feria de Málaga o la cena de Navidad para las personas mayores que reciben ayuda a domicilio. “Se facilita que estas personas vayan a sitios a los que habitualmente no podrían”, afirma Sánchez.

“Me da igual la competición; que ganen o pierdan; esto no es una cantera y siempre se lo dejo claro a los padres cuando empezamos el curso; no somos un equipo al uso: quiero que sepan lo que saben hacer, se porten correctamente y apliquen lo que han aprendido en el campo”, dice Valera. Es la premisa de estos proyectos, que van más allá del deporte o de las actividades lúdicas en sí. La inserción social es la meta, la victoria.


Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales 

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