viernes, 1 de diciembre de 2017

Unanimidad por el futuro


“La participación infantil consiste en que, cumpliendo la Convención de los Derechos del Niño que se aprobó en el año 1989, hacer efectivo el artículo 12, que habla de que los niños y niñas tienen derecho a ser escuchados y a que sus opiniones se tengan en cuenta”. Así define Manuela González, coordinadora del proyecto de Participación Infantil de Málaga, este concepto moderno y en pleno crecimiento. La Convención, firmada por todos los países; sin ratificar únicamente por EE.UU. y Sudán del Sur; insta a los Estados en sus dos puntos fundamentales a “garantizar al menor que esté en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho a expresar libremente sus opiniones sobre los asuntos que le afectan y que tales opiniones sean debidamente tenidas en cuenta”. Como explica González, la participación consiste, en definitiva, “en darles un espacio para que puedan expresar libremente lo que piensan y que se les escuche”.

¿En qué punto se encuentra Málaga respecto a este ámbito? La capital de la Costa del Sol está incluida en el Programa de Ciudades Amigas de la Infancia desde 2010. Es un programa de UNICEF cuyo objetivo es contribuir a mejorar las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes mediante la promoción y la implantación de políticas municipales eficaces que garanticen su desarrollo integral con un enfoque de derechos. Ya desde 1995, el Ayuntamiento viene trabajando en esta dirección, con el compromiso expreso de que todos los derechos de la infancia se cumplan, y específicamente, el de que niñas y niños sean escuchados.

Con respecto a esta política de democracia infantil “Málaga tiene abiertas dentro del proyecto varias líneas, como la Red Municipal de Centros escolares por la participación, cuyo propósito es atender a las demandas del alumnado, pues son quienes viven la calle y muchas cosas de las que piden quizá no son tenidas en cuenta por el Ayuntamiento”, explica González. La intención es que todos los centros educativos de la ciudad se sumen a esta red, que en la actualidad integra 73 escuelas e institutos.

Como miembro de las Ciudades Amigas de la Infancia, Málaga acude cada dos años a los Encuentros de Consejos de Participación Infantil y Adolescente. Son espacios donde niños y niñas de distintos municipios del país debaten sobre asuntos que les preocupan. En 2016, representantes de la juventud española redactaron el Manifiesto de Santander, en el que expusieron sus demandas a nivel de educación, igualdad de oportunidades, bienestar y política. La necesidad de fomentar espacios de encuentro y de convivencia con gente de diferentes razas y culturas, una educación más práctica que teórica, acabar con la guerra y las fronteras fueron algunas de las demandas y conclusiones a las que llegaron de acuerdo común. Ana María Ordóñez, Sonia Rodríguez y Lorena Gómez, trabajadoras del CEMAIF, coinciden en que las peticiones realizadas por la juventud suelen estar dirigidas a la mejora de sus centros educativos y a las zonas en las que viven: se quejan de la falta de vigilancia policial en los espacios públicos; pues se sienten desprotegidos, reclaman más zonas verdes, mejor limpieza de las calles, toldos para los patios...

Roger Hart, profesor de psicología y geografía de la Universidad de Nueva York y experto en derechos de la Infancia entiende participación infantil como “algo dinámico, circular, flexible y adaptable al contexto y circunstancias”. Según su escalera de participación, que distingue los diferentes peldaños según la calidad de ésta, el mejor modelo de participación infantil es en el que “el proceso lo inician los niños, pero cuentan con la participación de los adultos en la toma de decisiones. Generalmente solo los adolescentes tienden a incorporar a los adultos a los proyectos diseñados y administrados por ellos mismos”. La participación efectiva está garantizada en la ciudad de Málaga, como afirma Ana María Ordóñez: “a la juventud se le escucha bastante en el ámbito político, sobre todo través del Consejo Municipal de Infancia”.

En el Pleno Municipal Infantil XXIII de este 17 de diciembre, celebrado tres días antes de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos de la Infancia, niños y niñas de Málaga han aprobado varias mociones, de manera unánime, sobre alimentación saludable, comunicación y redes sociales, medio ambiente y ciudad. Destacan peticiones como la de eliminar el aceite de palma de los comedores escolares, crear una red de comunicación segura y espacios de encuentro para quedar o facilitar bicicletas públicas para jóvenes. Miguel Mejías, alumno de 3º de ESO del I.E.S Huerta Alta sí cree en la efectividad de la participación infantil, pues considera que “todas las peticiones son escuchadas, desde las más simples hasta las más importantes”.

Si bien queda claro que la juventud empieza a dar sus primeros pasos en la política española, los factores tecnológicos y comunicativos pueden resultar claves para su definitiva consolidación. José María Sánchez, ex-subdirector general de Infancia y actual Director del Instituto Andaluz de Administración Pública, afirma en su ensayo Nuevos escenarios de participación infantil en la sociedad del conocimiento que “en las sociedades del conocimiento, los valores y prácticas de creatividad e innovación van a desempeñar un papel muy importante para dar respuesta a las nuevas necesidades de la humanidad, y es lógico, que los niños las personas más creativas e innovadoras no puedan seguir pasando desapercibidas en los procesos participativos y productivos”.

Ariola Malaj ha sido la alcaldesa elegida democráticamente por sus compañeros y compañeras en el Pleno Municipal Infantil. Esta estudiante del colegio Ave María considera que “el mayor logro conseguido hasta ahora es ser escuchados”. Con 15 años, esta malagueña ha decidido estudiar Derecho y se plantea entrar en política. El futuro de la participación infantil suena prometedor.



Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales 

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