Manuel Alcántara, periodista, escritor y poeta, es ese
señor con bigote y acento malagueño (andaluz pese a los tópicos) que cautiva a
los que querrían ser periodistas algún día, a los que lo son con reticencias y
a los que, en un verso muy libre, ven ese bigote como capote de la más humilde y
admirable prosa.
El maestro, aunque no quiere que le
llamen así, tiene un único mandamiento “no aburrir a Dios sobre todas las cosas”.
Desde el año 58 ha dedicado buena parte de su tiempo a escribir columnas
demostrando que es fiel a ese precepto, lo corroboran más de 19.000 artículos.
González-Ruano escribió muchos
artículos, pero “cada escritor emite en su longitud de onda”. El gran maestro
de las distancias cortas, los diez metros del periodismo, como diría él, se ha
dedicado en los últimos años a Vocento, demostrando ser uno de los grandes del
articulismo español.
El
encuentro-homenaje que los alumnos tuvieron con Alcántara aconteció sobre las
11:30 de la mañana el jueves, una hora temprana para él, como comentó de forma
afable. “De las cosas que he hecho mejor
en mi vida ha sido dormir, ahora me cuesta coger el sueño y dejarlo.” Hacía mucho
tiempo que no pasaba por Madrid, según explico, “Madrid siempre ha sido una playa para todo el mundo”, “pero yo
soy un mediterráneo puro”. Vivió unos tiempos en los que existía la bohemia
desde el café, aclara que ese Madrid se ha acabado. A dos meses para cumplir 85
años, edad de esquela en sus palabras, Alcántara afirma que “el mundo es
cualquier cosa menos aburrido”.
Poeta ante todo, “la poesía es fundamental, la
poesía lo es todo”, apostilla. “La literatura no se hace con buenos
sentimientos, eso está claro”. Declaró que la poesía viene cuando ella quiere
pero, con respecto a los artículos, estos tienen que salir sí o sí, “un artículo
siempre lo escribes por algo, si no tienes una motivación te la inventas”.
Cuando encuentra el título se queda tranquilo, dice. También hay que señalar la
pasión que siente por el boxeo, que demostraba cuando escribía crónicas. “Es el
único deporte dónde se abrazan después
de combatir, es quitarse el hambre a bofetadas. Pero no estoy muy seguro de que
sea un deporte”. “El boxeo no me gusta, me apasiona”.
En
su faceta más personal, explica que le da envidia la condición de estudiante,
"habría que ser estudiante siempre". Se ríe con ellos afirmando que reírse es una
de las cosas que más le gusta hacer, aunque sea de algo, declara en tono
sarcástico. Teodoro León Gross lo entrevistó con el respeto de un amigo,
definiendo este concepto como “los hermanos que se eligen”, en palabras de
Alcántara. Pero lo más importante es que es fiel a sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario