“En mi oficio se dice siempre que la felicidad da
malos argumentos”
La
escritora Almudena Grandes contó alguna vez que comenzó a escribir gracias al
fútbol. Explicaba que en casa de su abuelo, su padre y él se ponían a ver el fútbol, a los niños les dejaban
dibujando, pero a ella no le gustaba dibujar. Así empezó a disfrutar de los
lápices para otro tipo de dibujos: la escritura.
La madrileña considera
que ha aprendido mucho del periodismo, sobre todo con su columna de El País.
Dice que escribir columnas ahora es muy fácil y muy difícil, se escriben rápido
pero se corrigen mucho. Además, ahora hay muchos temas sobre los que escribir,
“añoro buscar un tema sobre el que escribir” y, afirma, “para que yo tenga
suerte con un tema, el resto debe no tenerla”. Grandes le tiene mucho respeto a
la columna, “soy novelista y ahí soy totalmente libre, no hay que justificar
nada”. La columna le impone mucho, explica que aún no hay llegado a tener la
suficiente familiaridad con el formato. “He aprendido que puedo llegar a
escribir 1849 caracteres”, cuenta, pero escribir un texto tan corto es ponerse
un corsé, las novelas son muy largas. El truco que utiliza es amoldar la
estructura de la novela a la columna: planteamiento, nudo y desenlace, “la
técnica literaria sirve”.
Almudena Grandes expresa: “escribir es mirar el
mundo y contar lo que se ve”, conviene tener una sola idea y desarrollarla o hacer un collage. En una columna no caben las cosas grandes, la ambición. “Me
interesa más lo que pasa a la vuelta de la esquina que lo que pasa en Wall
Street”.
Dice que es una optimista antropológica, como
Zapatero, que utiliza la ironía para explicar la realidad, más cuanto peor sea.
La madrileña admite que los columnistas son unos privilegiados porque ahora
nadie dice la verdad, la gente tiene miedo, no se atreve a opinar para que no
se moleste el jefe. Por otro lado prefiere no leer comentarios de sus lectores,
“tengo la suerte de que mi periódico no admite comentarios”, “tampoco pongo mi
nombre en la alerta de Google”.
Jesús
Ruíz Mantilla apoya las palabras de la escritora. Manifiesta que antes los
columnistas estaban en altares, ahora se rompe la jerarquía y “hay miedo por el
qué dirán”. “Las novelas se escriben para los lectores, las columnas para los
lectores de un periódico“, dice, aunque una cosa es la actualidad y otra el
mundo en el qué vivimos. William Sherzer destacó esa doble personalidad de los
algunos escritores españoles, como Almudena Grandes, la de ficción y el
componente personal que muestran en las columnas.
Almudena Grandes habla de José Tomás
como un hombre muy inteligente pero muy taciturno, “sólo habla cuando tiene
cosas que decir”. Cuenta que los dos tienen tres cosas en común: el Atlético de
Madrid, la república y Sabina.
La escritora afirma que se
`autoplagia´, que lo que más le interesa es concebirse a sí misma como un altavoz.
Afirma que empieza un libro mucho antes de escribir la primera palabra. La pena es que tarde tres años en escribir una
novela y que vaya un periodista y le diga que se la cuente porque no le ha dado
tiempo de leerla. Grandes señala que escribir es un acto ideológico.
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